Cuando se descubre a un mitómano
éste tiende a negar la evidencia, a crear más mentiras para sustentar las anteriores, a victimizarse, a mostrar ira, ansiedad o culpa, y puede incluso aislarse para evitar el rechazo.
La mitomanía es un comportamiento compulsivo y obsesivo de mentir que surge de la baja autoestima y la inseguridad, y que busca una imagen de aceptación a través de la falsedad.
Reacciones típicas al ser descubierto
Negación y más mentiras:
El mitómano rara vez admite su mentira, incluso frente a pruebas claras. En su lugar, puede inventar nuevos relatos o detalles para justificar su historia inicial.
Victimización:
Puede culpar a otros o presentar la situación como si él o ella fuera la víctima, desviando la atención de su propia falsedad.
Respuestas emocionales:
Es común que muestren ansiedad, ira o culpa cuando se les confronta, ya que su sistema nervioso se ve afectado por el estrés de mantener las mentiras.
Aislamiento:
Para evitar el rechazo y el juicio, pueden optar por distanciarse de las personas que los han descubierto.
¿Por qué ocurre?
Baja autoestima:
La mitomanía a menudo se relaciona con una baja autoestima, inseguridad y falta de habilidades sociales.
Deseo de aceptación:
Las mentiras y exageraciones se usan para construir una imagen idealizada, buscando la admiración y el afecto de los demás que no se consiguen de otra manera.
Círculo vicioso:
Se crea un ciclo en el que las mentiras generan otras mentiras para sostenerlas, volviéndose cada vez más difícil para el mitómano decir la verdad y salir de esa situación.
Consecuencias de la mitomanía
Deterioro de relaciones:
Las mentiras y la manipulación constante afectan la confianza y la profundidad de las relaciones, dificultando la conexión a largo plazo.
Confusión entre realidad y fantasía:
El mitómano puede llegar a creerse sus propias mentiras, perdiendo el sentido de la realidad y quedando atrapado en su propia ficción.
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